Hoy estamos de cumpleaños. Tal día como hoy, 3 de Agosto, hace diez años que llegaron nuestros primeros clientes. Todo fue un poco caótico aquel día, aún estábamos terminando una obra que había durado seis meses y que nos había dejado un poco tocados mental y físicamente. Cuando Javier y Genma llegaron todavía teniamos las camas sin hacer y alguno de los muebles de las habitaciones estaba terminado de secar de la última mano de barniz.
Los recuerdos de aquel verano son ya un poco borrosos. Fue intenso, nuestros clientes llegaron por reconendación de otros alojamientos, y nuestra temporada fue corta. Pero sí recuerdo los nervios del primer café, el olor a pan quemándose en un tostador en el que la sutil diferencia entre tostado y quemado para mí era una misión imposible, los primeros bizcochos, siempre del mismo sabor, y aquella incertidumbre de saber si lo que ofrecias era lo que el cliente venía buscando. Despues de recibir a los clientes y enseñarles la habitación siempre rondaba la misma pregunta «¿les gustó la habitación?, ¿ que decían? «. Es curioso comprobar como el paso del tiempo no hace que alguna de estas dudas se disipen.
Han sido estos diez años un periodo interesante, crear una empresa, hacer que funcione, conseguir que el día a día no te haga caer en la rutina y el todo vale. Hemos tenido momentos malos, como el 2009 que casi nos lleva al cierre, y momentos buenos, como los que nos regalan nuestros clientes con su recuerdo en forma de foto, correo o comentario, o como el 2007 cuando conseguimos entrar en ALDEAS y nos dieron el premio de Calidad Turistica. Pero sobre todo y lo mas importante, hemos conseguido que nuestro trabajo se convierta en una forma de vida que nos hace levantarnos por la mañana y pensar «que suerte tengo de trabajar AQUI».
Pero sin duda lo mejor de estos diez años ha sido conocer y tratar con la gente que pasó por La Portiella del Llosu. Es difícil para nosotros, a la hora de hacer un balance de situación establecer el margen entre rentabilidad o no de nuestro negocio, dado que existe un «movilizado inmaterial» que es el cariño con que nuestros clientes nos obsequian durante su estancia en la casa .
A todos aquellos, que de una forma u otra han contribuido a hacernos ser como somos, solo podemos deciros GRACIAS y confiamos que dentro de otros diez años podamos celebrar un nuevo aniversario.